Por: Licda. Susan Aracelis Santana Valencio
Las autoridades jurídicas como funcionarios de judiciales que tienen el poder de decidir por otros agentes. A veces estas decisiones se toman creando, eliminando o modificando normas jurídicas, es decir, a través de acciones que introducen un cambio en el orden jurídico.
La autoridad jurídica, representada por una persona u organismo que detenta la potestad de ejercer una función pública para dictar al efecto resoluciones cuya obediencia es indeclinable bajo la amenaza de una sanción y la posibilidad legal de su ejecución forzosa en caso necesario en el ámbito de su competencia.
En tal sentido la Ley de Justicia y Paz, tiene como objeto cito “facilitar los procesos de paz y la reincorporación individual o colectiva a la vida civil de miembros de grupos armados al margen de la ley, garantizando los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación” termina la cita.
Por lo que la misión primada que tiene un juez de paz es la de ejercer como autoridad responsable de evitar y juzgar aquellos comportamientos y actuaciones que alteren la paz en una localidad, de acuerdo con las competencias y procesos establecidos en la Constitución y las Leyes. Razón por la que constituyen órganos judiciales unipersonales con una jurisdicción.
El martillo del juez también llamado mazo, es símbolo de la autoridad judicial, de la elevada misión conferida al juez de imponer el sentido del orden, seriedad, decoro y la solemnidad que debe imperar en un tribunal. Es utilizado para dar inicio o terminar los trabajos en las salas de audiencias.
Si nos centramos en la carrera judicial, nada es menos cierto, que no resulta fácil simplificar las reglas o pautas que deban regir la conducta de todo buen juez. Sin embargo, la idea que se redacte un reglamento cuya lectura permita a cada miembro del poder judicial ser consciente de la gran responsabilidad que tiene ante sí, así como del reto y dificultad que supone estar a la altura, continuamente, de lo que la sociedad demanda. También se trata de aglutinar pautas cuya lectura permitan el cumplimiento, y a cada juez sentir cierto orgullo por la trascendental tarea que se le haya confiado.
motivar cada resolución. Y tomar en cuenta que el trabajo no consiste en hacer justicia, sino en aplicar el Derecho. Por eso, el sometimiento pleno a la legalidad, aunque obvio, resulta pieza clave de la ejecución que desarrolle el Juez en su labor.
La capacitación y preparación del juez es tan vital que contribuye a acrecentar la confianza que la sociedad ha depositado en el sistema judicial. Es sine qua non la formación continua para el cumplimiento objetivo, imparcial y competente de las funciones judiciales.