La viudez inesperada destrozó a Bienvenida Lizardo. Sin él, la panadería ni nada tenía sentido. Luchar sola nunca estuvo en sus planes. “¿Y con qué vas a mantener a tus hijos si no te fajas a trabajar?”, le preguntó la suegra al verla a la deriva.
Precisamente a la suegra le habían rentado la panadería-repostería El Panadero en el año 2000.
Jóvenes, recién casados, prosperaron rápido con entrega total al negocio. De vender a colmados pronto estuvieron colocando al por mayor cuando ocurrió lo inesperado. Su compañero, aliado, cómplice y amigo se le fue. Su jefe. Porque Bienvenida nunca se vio al frente de la panadería que hoy dirige con juicio y tesón. Ser una excelente, dispuesta y diligente número dos del negocio fue siempre su plan.
Medio millón de pesos, el tope en préstamo, le facilitó Banca Solidaria, para adquirir equipos y maquinarias. Había sido una puntual pagadora en PROMIPYME. Saldó a tiempo. Los técnicos consultados recomendaron darle todo el respaldo. Era una cliente confiable a la que se podía apostar. El éxito está en su camino.
"La tasa es más baja y hay menos requisitos", dice.
Banca Solidaria es el programa del gobierno de Danilo Medina que apoya a micro y pequeños empresarios con crédito a tasas solidarias para que puedan progresar. Banca Solidaria no busca aprovecharse de la debilidad de los chiquitos; su tasa de 1% mensual los protege de los usureros.
Ahora, sus hijos, más creciditos, participan. Se sienten panaderos. "Ellos cuidan el pan", nos cuenta Bienvenida y sonríe, por vez primera. Y única.
…el pan de su futuro.
La historia de Bienvenida estremece. Alecciona. Es corta. Las fotos muestran sus hornos, bandejas y operarios.
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