Los 76 parceleros de Saballo, Cotuí, estaban en gran apuro. Así lo cuentan Julián Cáceres y Pedro Antonio Jiménez. Asentados por el IAD (Instituto Agrario Dominicano) en 1982, están agrupados en 3 asociaciones.
Desesperados y con el problema encima sólo se les ocurrió acudir al gobierno. Por fortuna gobierna Danilo Medina, cuyas visitas a los productores del campo y políticas de democratización del crédito han venido sembrando alegrías y cambiando la vida a mucha gente trabajadora.
Consiguieron la bomba de agua. Resuelto el problema.
Ahora en las parcelas se cultiva de todo, ají, plátano, arroz. Y mucho.
Estelvi, el hijo de Pablo Jerez, dice que quiere seguir en el campo. Que no se va. Testimonio alentador, vale resaltar, pues desde hace años nuestros campos envejecen no sólo en productores sino también en agrónomos. Que el hijo de un parcelero quiera quedarse es una buena señal y un indicador de que con políticas correctas se puede revertir la tendencia de abandonar el campo para irse a la aventura loca, muchas veces improductiva, de la ciudad.
¡Oh, pero venga acá, ustedes desean vivir en el campo, la gente de la ciudad!, dice Julián con el orgullo recuperado.
La historia de los parceleros de Saballo que hoy te traemos, cuenta cómo, con poco (dinero), se puede hacer mucho, y que cuando hay cariño, los gobiernos resuelven.
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