40 años trabajando en San Luis, el ingenio soltó a Abraham Decena hecho un bagazo. Desde entonces sufrió su muerte sin saber porqué del castigo. Recientemente, la construcción de escuelas lo ha devuelto a la vida.
Desde otros campos llegó siendo un campesino adolescente. En San Luis se afincó, formó familia y no pudo ir a otra parte. Atrapado por la caña.
Había vida con la caña y el ingenio en otros tiempos. Un día se pusieron a inventar, desapareció el ingenio y llegó la tragedia: no había trabajo por parte.
Hasta hace poco, cuando el gobierno de Danilo Medina lanzó su Revolución Educativa, la Tanda Extendida y dispuso sembrar de escuelas y aulas el país. Nuestro país.
Con la construcción de cuatro escuelas en la zona, entre ellas la Calixta Estela Reyes, y acostumbrado a mandar, Abraham encontró la oportunidad de trabajar y le nombraron supervisor de obra.
La Revolución Educativa y la Tanda Extendida han creado un encadenamiento virtuoso que se inicia con el sorteo que gana el ingeniero, trabaja el albañil, pintor y varillero, vende el ferretero y la doña servicios de comida, fabrica el textilero, el herrero y el ebanista, vende el del gas y también el dueño de almacén, gana el colmadero y el carnicero, vende el agricultor y el ganadero, maestros y maestras consiguen el empleo deseado y los padres y las madres mejoran sus ingresos reales porque en el gobierno de Danilo hay desayuno, comida y merienda y sólo tienen que ocuparse de la cena de sus hijos.
Abraham se siente orgulloso y esperanzado. "Nuestros hijos (agregue los nietos) ya no van a tener que coger lucha como nosotros".
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