viernes, 26 de junio de 2015

AUDITORIA: ¿Es efectiva contra la corrupción?



Por: Lic. Julio César Concepción Rodríguez, MBA.,
Mail:jcconcepcion@yahoo.com

Sostenemos que esta lucha ha sido más expresiva que propositiva, o más retórica que real. Porque el propósito de toda lucha es vencer. Sin embargo, la corrupción se muestra victoriosa, dado que lejos de disminuir los casos y denuncias, se multiplican. Por esa razón debemos preguntarnos. ¿De verdad la auditoría lucha contra la corrupción?

Sí se sostiene que la auditoría lucha contra la corrupción, se contribuye al engaño, a la falta de verdad, y para intentar encontrarla, se parte del análisis de las entidades de fiscalización superior quienes afirman que han emprendido su lucha, con su herramienta, la auditoría pública o gubernamental, partiendo de la Visión General del Plan Estratégico 2011-2016, implementado por la Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras en la lucha contra la corrupción.

Pero sostenemos que el propósito de toda lucha es vencer. Sin embargo, la corrupción se muestra victoriosa, dado que lejos de disminuir los casos y denuncias, se multiplican. Por esto, se han creados múltiples organismos que se suman al Sistema Nacional Anticorrupción obedeciendo a la necesidad de dar una solución de fondo al tema de corrupción.

En principio se sostiene el mito que la auditoría posee la competencia para luchar contra la corrupción, de ahí la concurrencia de las Auditorías de la Cámara de Cuentas sobre la Función Pública, mismas que con la reforma se modifican, con la creación de diversos organismos. Anticorrupción, agregando un mecanismo de coordinación entre las instituciones; que establecen los siguientes aspectos: fiscalización, investigación, control, vigilancia, sanción, transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana. 

Y se utilizan términos como fiscalización, investigación, control, y vigilancia, como si fueran diferentes sin precisarlos ni determinarlos, luego, cómo se espera que en las leyes secundarias se precisen los delitos de corrupción. Y la transparencia cómo se cumplirá si la auditoría privilegia el secreto, o la fiscalización se ha reducido a cumplir con la información del resultado pero no a la totalidad de su proceso; o, la auditoría o fiscalización continúen asumiendo que su práctica es independiente per se, pero que no demuestren en cada una de las auditorías que su trabajo es realmente independiente o imparcial. 

El buen auditor empieza por transparentar todo el proceso de su trabajo, a justificar sus decisiones, y demostrar públicamente que cualquier individuo siguiendo un camino puede verificar su opinión o resultado. Pero la auditoría se ha convertido en parte del problema, y la fiscalización de los órganos técnicos de los congresos, se ha centrado en la revisión de la cuenta pública, sobre si de su examen aparecieren discrepancias entre las cantidades correspondientes a los ingresos o a los egresos, o no existiera exactitud o justificación en los ingresos obtenidos o en los gastos realizados, es decir, no investiga la corrupción. 

Y no obstante que se adhieren a las Normas de Auditoría y los principios que son el marco de referencia internacional en la fiscalización pública, en los hechos la lucha contra la corrupción, es solamente un discurso, por ejemplo. En cuanto a la lucha contra la corrupción, sostenemos que la labor auditora representa una importante herramienta para coadyuvar a cerrar los espacios a manejos inadecuados. Así se ha inducido a creer que la auditoría lucha contra la corrupción cuando no lo es, se presenta una divergencia teórica donde pareciera que denominarla pública o gubernamental sea lo mismo, o fuera irrelevante, aunque también se utiliza como sinónimo de fiscalización. 

La vorágine de escándalos corporativos, bancarios y financieros es la constante, como permanentes han sido las acusaciones en contra de las instituciones de control, Auditoría y fiscalización de no luchar lo suficiente en contra de la corrupción e impunidad. 

Desde un comienzo, la auditoría pública no tuvo como objetivo la corrupción; después se aderezo a fraude, y ha terminado como una simple irregularidad. Al grado que la fiscalización, y su soporte la auditoría pública, han sido relegadas en la lucha contra la corrupción. Prueba de ello, las delegaciones, oficinas, o fiscalías anticorrupción. Además, el pensamiento teórico sobre la rendición de cuentas y transparencia se encuentra dominado por profesionales de la antropología, derecho, economía, sociología, ciencia política, periodismo, y otras disciplinas totalmente ajenas a la auditoría, a la auditoría pública, y por ende, a la contaduría; y no tuviera mayor problema sino fuera porque la rendición de cuentas en gran parte se interpreta y valida a través de la auditoría pública o fiscalización. 

El examen del manejo de los dineros públicos, surge desde la auditoría, de la actividad privada, pero que actualmente en Rep. Dom., enfrenta el reto, de luchar contra la corrupción o de continuar con el engaño, o declarar su incompetencia como un acto de honestidad. Los órganos rectores de la auditoría y fiscalización, al abrir un espacio a la crítica y reflexión desde las agrupaciones que representan a los profesionales de la contaduría pública ante la sociedad, surge la posibilidad de encontrar la verdad sobre la auditoría pública, al quitar los velos (como la diosa de la verdad en la mitología griega Aletheia, que significa, a, sin, lethos, velos) y que han impedido ver que la realidad pública es distinta a la realidad privada. 

Dado que las instituciones directrices de la auditoría y fiscalización se encuentran en el pozo sagrado, con ideas y conceptos inamovibles, reacios al cambio e innovación, y ante lo sagrado nadie se atreve a disentir, se requiere un nuevo instrumento, un nuevo bagaje conceptual. Aunque quizá, ahora desde esta instancia se pueda contribuir a construir una auditoría pública que verdaderamente luche contra la corrupción. El propósito esencial consiste en defender la independencia de la auditoría pública, y la misión principal que es la lucha contra el fraude, así como la corrupción. 

Nos provoca cierta carcajada como si se tratara de un show de Harry Moran y Serraniche (las mariposas), las valoraciones que hacen la Cámara de Cuentas y La Alianza Dominicana Contra la Corrupción, ADOCCO, citamos exactamente ambos textos: “Explica que, el informe de cumplimiento de la auditoría financiera del citado período indica que el cabildo ha realizado 92% de las mismas y 4% están en proceso de implementación. Saludo el que esa institución acogiera las recomendaciones que señala el informe de referencia, así como su apoyo a la fiscalización que realiza la Cámara de Cuentas como órgano rector del control externo, señala la comunicación de Marte de Barrios fechada el pasado martes 16 de junio.

El informe rendido sostiene además que comprobó que se han elevado los niveles de eficiencia, eficacia y economía a raíz de las recomendaciones hechas en la auditoría financiera practicada al cabildo capitalino.

“Para todo el equipo del Ayuntamiento este informe es un reconocimiento al compromiso que tiene nuestra administración con las mejores prácticas financieras, objetivo que ha sido posible alcanzar gracias a las recomendaciones que nos hiciera la Cámara de Cuentas y que nosotros pusimos en práctica en virtud de lo que establecen las leyes”, manifestó Salcedo. 

“La Alianza Dominicana Contra la Corrupción, ADOCCO, valoró como positivo los avances que ha tenido el Ayuntamiento del Distrito Nacional en el tema transparencia, avalado por la Cámara de Cuentas luego de realizar una auditoría financiera correspondiente al año 2011, destacando que la alcaldía, obtuvo un desempeño altamente sobresaliente en el cumplimiento de las recomendaciones realizadas, alcanzando una valoración del 96 por ciento en el cumplimiento de las mismas.

Julio Cesar De la Rosa Tiburcio, Coordinador General de la entidad de la sociedad civil, destacó que el Ayuntamiento del Distrito Nacional, ha venido dando pasos importantes en ese sentido, transparentando cada vez más el cumplimiento del presupuesto participativo conforme la Ley 176-07, apegado a los principios de la Ley 340-06, de Compras y Contrataciones Públicas, con la realización de sorteos de obras”. Terminan ambas citas. 

Esta auditoría, corresponde al año operativo 2011. Siempre se ha sabido gerencialmente hablando, que si la información no es oportuna carece de validez e importancia, se está hablando de informaciones con cuatro (4) años de retrasos, que es sinónimo de ineficiencia, estamos en el 2015. Desde cuando hay que hacer reconocimiento público a nada ni a nadie por cumplir con su deber, hay que recordar que las políticas, lineamientos y normativas de como deben operar las instituciones públicas, están previamente definidas. ¿Qué ha ocurrido entonces con los años operativos 2012, 2013 y 2014? por eso no entendemos ni compartimos la posición de la Cámara de Cuentas y ADOCCO. Reverbera que el móvil de ambos puntos de vistas radica en el interés de favorecer alguna gestión. 

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