
Antes tenía que andar vendiendo vegetales de a 10 y 15 pesos por todos los barrios. Con la Tanda Extendida ha conseguido suplirle a la escuela Emiliano Espaillat de Fantino. Ahora vende hasta 6,000 pesos diarios. José Confesor es un buen marchante.
![]() En la cotidianidad de nuestros barrios, el marchante o la marchanta (contemporáneo del pulpero) es aquel vendedor ambulante que suple las ensaladas a la puerta de la casa y nos ahorra ir al mercado, porque él o ella lo hace por nosotros. Antes lo hacía a pie con la cesta de repollos, lechugas, tomates y vainitas en la cabeza o en mulo o a caballo. Ahora con la extensión de las ciudades, el oficio del marchante se ha mecanizado con el triciclo o más recientemente, como es el caso de José Confesor, con camioneta, y algunos, en talante emprendedor, se auxilian del altoparlante. ![]() La virtud apreciada en el marchante o la marchanta es la confianza. Confiamos porque hacemos pequeñitos negocios todos los días y "nos acoteja". ![]() Y el mismo José Confesor al describir su quehacer, nos cuenta que "para los niños, yo me preocupo en buscar lo mejor". ![]() Y esto, el encadenamiento virtuoso económico y social, apenas comienza, apenas empieza a sentirse. Deja que la Revolución Educativa tenga un año, dos años, tres años… ![]() En conclusión, le preguntamos, díganos: ¿cuál es la situación? "Se vive mejor, el cambio se ha visto", dijo y sonrió. Si quieres saber más: VIDEO y FOTOS: José Confesor |
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