Por: Lic. Julio César Concepción Rodríguez, MBA.,
Mail:jcconcepcion@yahoo.com
De todas maneras, la
persecución y la sanción social de la corrupción es a largo plazo tabla de
salvación para la sociedad en la medida
en que constituye una afirmación de cuáles serían para ella los caminos
socialmente legítimos para la movilidad social. Reivindica, aún sea de manera
contradictoria, el trabajo como camino honorable y la corruptela como vagabundería
e indecencia.
La eliminación de la corrupción una de las lacras
económicas, políticas y sociales más desbastadoras que afectan, en distinta
medida, al mundo globalizado, que daña el tejido social e institucional
de un país, estimulan prestar
atención a las opciones de reformas de que disponen los gobiernos para reducir
la corrupción y mitigar sus efectos. La base de esas reformas ha de ser una
estrategia doble, una mezcla sensata de castigo y recompensa. Remunerar bien a los funcionarios públicos, hay
una estrecha relación entre el nivel de
los salarios del sector público y la presencia de corrupción.
Compete a los Gobiernos decidir la manera como
desea combatir ese flagelo. Cada
generación de la especie humana ha tenido que enfrentar los desafíos propios de
su época, pero nunca como en el presente el modelo civilizatorio había
alcanzado los actuales niveles de depredación y autodestrucción, agravándose
las perspectivas futuras, con las disputas encarnizadas en todos los ordenes,
que están siendo solapadas con actores y propagandas que ocultan la razón
fundamental de un escenario sombrío, en el que la codicia se impone con bestial
deshumanización.
Transparencia
Una gestión con
transparencia no tolerará corrupción de ninguna índole, y estará vigilante para
que exista honestidad en las funciones públicas y que la integridad se
manifieste en todos los servidores públicos, para que la transparencia en cada
uno de nuestros actos sea la norma que guíe el trabajo de la administración en
su conjunto. Creer en la fuerza irresistible del ejemplo, y por eso ante la faz
de la nación comprometerse a una gestión pulcra y respetuosa de los asuntos
públicos, para que la democracia siga ganando credibilidad.
Dotar al gasto oficial de transparencia y apertura, subsidios,
exenciones fiscales, adquisición pública de bienes y servicios, créditos
blandos, fondos extrapresupuestarios controlados por los políticos: todos estos
son distintas maneras que tienen los gobiernos de administrar los recursos
públicos. Los gobiernos recaudan impuestos, acuden a los mercados de capitales
para obtener dinero, reciben ayuda exterior y elaboran mecanismos para asignar
esos recursos a diversas necesidades. Algunos países lo hacen de manera
relativamente transparente y se esfuerzan para garantizar que el objetivo sea
el interés público. Cuanto más abierto y transparente es el proceso, menos
posibilidades hay de actividades ilícitas y abusos.
Los sistemas
de control presupuestario y políticas públicas ineficaces pueden también
contribuir a crear el contexto de las reformas. Que el país en cuestión cuente
con una sociedad civil activa y una cultura de participación puede ser un
ingrediente fundamental de las estrategias para reducir la corrupción. Que
proporciona un marco legal para la gestión transparente de los recursos
públicos.
Establecer convenios internacionales como, en una economía globalizada, la
corrupción posee una dimensión cada vez más transnacional, el marco legal
internacional para el control de la corrupción es un elemento clave en las
opciones de las que disponen los gobiernos para lograr mas transparencia en sus
actividades económicas y afines.
Emplear tecnología inteligente, si las distorsiones creadas por los gobiernos ofrecen
muchas oportunidades para la corrupción, el contacto frecuente y directo entre
funcionarios y ciudadanos también puede facilitar las transacciones ilícitas.
Una forma de resolver este problema es recurrir a las tecnologías disponibles
para promover una relación más distante entre los dos sectores; en este
sentido, Internet es una herramienta eficaz para combatir la corrupción, el uso
de las plataformas de Internet para las relaciones de la administración con la
sociedad civil y el mundo empresarial ha prosperado, sobre todo, en las áreas del pago de impuestos, las
adquisiciones públicas y los trámites burocráticos.
Quizá uno de los campos más fértiles
para la corrupción en el mundo es el relacionado con las adquisiciones que hace
el Estado. Las compras públicas de bienes y servicios pueden tener una
dimensión importante, entre el 5 y el 10% del PIB en la mayoría de los países.
Como la concesión de contratos puede estar sujeta a cierto grado de discreción
burocrática y como la mayoría de los países tienen largos antecedentes
históricos de sobornos, comisiones y connivencias en las ofertas públicas de
adquisición, cada vez más países están optando por procedimientos que
garantizan unos niveles apropiados de apertura, competencia, igualdad de
oportunidades para los proveedores o claridad en las licitaciones.
Cerrar las lagunas legislativas y
eliminar las normas mal concebidas que estimulan los comportamientos corruptos
son
la mejor forma de combatir la corrupción. Pero una estrategia centrada en cambiar las normas y
los incentivos, con castigos suficientemente severos para quienes cometan
infracciones, será mucho más eficaz si va acompañada de esfuerzos para reforzar
las bases éticas y morales de la conducta humana.
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