Autor: Dr. July López
Siempre se ha dicho que no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se venza. Esto para hablar de que todo cuanto existe tiene fecha de vencimiento, cercana o lejana.
En el mundo de la política dominicana, ejemplos sobran de personajes que parecían inamovibles, inalcanzables e inabordables.
Como guía no escrita rueda de tiempo en tiempo la instrucción de que como dijo el poeta todo pasa y todo queda, lo mejor es pasar por una función pública dejando huellas positivas a favor de la comunidad en que se ejerza esa labor.
Ejemplos de sobra hay en nuestro país de gestiones que parecían eternas y que como la de Rafael Leonidas Trujillo Molina terminó reducida al espacio de un baúl. Otras no tan funestas, quedaron ignoradas en el famoso zafacón de la historia.
He querido abordar este tema introduciendo estos cuatro párrafos como muestra de que los “encantos” que en algún momento pudiera tener un funcionario público electo, pueden disiparse en espacio y tiempo si no llena las expectativas creadas al asumir el cargo.
Hoy más que nunca, la humanidad está reclamando liderazgos políticos responsables, transparentes , cercanos y de acción rápida. Que empaticen con los ciudadanos y los convierta en actores importantes para tomar las mas sabias decisiones a favor de la colectividad.
Ausentes estos elementos que hemos mencionado en la mayoría de los funcionarios públicos electos en nuestra provincia San Pedro de Macorís, el rumor popular acusa de negligentes y falsantes a quienes en los últimos años han desempeñado esos cargos.
Seles acabó el combustible?, los venció el cansancio o terminó “la magia”?....cualquiera de las tres interrogantes pudieran tener como respuesta: hasta la belleza cansa!!
Parecería un paquete todo incluido, pues esta provincia que en algún momento fue la capital económica de la nación, una especie de columna vertebral de la economía del país, hoy dia cuando se manejan presupuestos multi-millonarios desde el gobierno central y el local, las condiciones de nuestro pueblo deprimen.
Se acomodaron legisladores , alcaldes y concejales en sus respectivos cargos y su preocupación primordial es su bienestar económico. Ausencia total de la agenda local, de los retos que nos plantea un mundo cada vez más globalizado, de los ejes que como pueblo nos distinguen y que podemos convertir en nuestros mejores aliados en una posición geográfica envidiable.
Cuando en la política se acaba “la magia”, es porque los pueblos se empoderan y se resisten a ser veletas de políticos insensibles, insaciables e indolentes. Sin ningún reparo en andar mostrando como trofeo su bonanza económica que bien puede ser el cuerpo del delito.
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