Constituye para mí motivo de alto
orgullo y satisfacción el hecho de que el narcotráfico transnacional,
utilizando la alegada identidad de un reconocido convicto por narcotráfico,
ponga en acción una campaña de descrédito contra mi persona.
Esto así, en razón de que esos ataques
ponen de relieve la firmeza con que mi gobierno enfrentó a esos sectores del
crimen transnacional organizado, a quienes extraditó en cumplimiento de la ley.
Al haber actuado de esa manera,
cumplimos con el deber que nos correspondía, y de ese modo garantizamos la
protección de la sociedad dominicana, la seguridad de nuestras familias y la
preservación de la Patria.
Esta campaña en mi contra se produce
días después de que reputadas encuestas del país, aún en el caso de que hayan
querido ser manipuladas, me sitúan como favorito frente a cualquier candidato
opositor para salir airoso en los próximos comicios presidenciales, a pesar de
no haber tomado una decisión sobre ese particular.
En todo caso, frente a la malignidad
y la ignominia, solo basta referirse a las palabras del Maestro en las
Sagradas Escrituras, al decir: “Dejad que los muertos entierren a sus propios
muertos” (Lucas,9:60).
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